Dormir hace que restauremos nuestro cuerpo y que todo funcione correctamente, tanto mental como físicamente.
El sueño es imprescindible para vivir, pero también para consolidar la memoria y lo que aprendemos en nuestro día a día.
En el sueño encontramos dos fases, la fase REM y la no REM, siendo las dos igual de importantes pero con un papel diferente.
Es importante destacar en este aspecto que los bebés pequeños duermen durante más tiempo en fase REM, ya que no tienen tanta necesidad de restaurar el cuerpo si no de alimentar la mente y consolidad nuevas habilidades sociales y físicas.
Cuando están malitos, el cuerpo es muy sabio y aumentará el tiempo de fase no REM, que es el período donde el cuerpo se recupera, durante el sueño más profundo.
El sueño también actúa en otros aspectos como nuestros sistema inmune o el estrés. En ambos, si hay falta de sueño afecta a nuestro sistema inmune y también hace que podamos padecer estrés, o también si tenemos estrés por otras causas como el trabajo, vida ajetreada, etc. puede afectar a nuestro descanso.
¿Y qué pasa si dormimos mal o tenemos falta de horas de sueño en nuestro descanso habitual?
La ausencia del adecuado descanso puede afectar a nuestra salud física y mental, pudiendo interferir en nuestra presión arterial, aumentando las posibilidades de padecer alguna enfermedad cardiomuscular, obesidad, diabetes, un sistema inmunitario más debilitado o incluso una esperanza de vida más corta.
Por ello, dormir bien es fundamental para nuestro bienestar diario.
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